La conducción eficiente es un estilo de conducción pensado para gastar menos combustible mientras se reduce la contaminación ambiental y se mejora la seguridad y comodidad al volante. Al conducir de forma eficiente, evitamos acelerones y frenadas bruscas, anticipamos el tráfico y mantenemos una velocidad adecuada. Esto no sólo ahorra dinero en combustible, sino que también baja las emisiones nocivas, disminuye el desgaste de frenos y motor, y genera un viaje más cómodo y relajado. A continuación te explicamos los 12 consejos clave agrupados por etapas de la conducción.

Índice
Antes de arrancar
- Inicia la marcha en el momento adecuado: Tras encender el motor, ponlo en marcha pronto. En coches de gasolina se suele continuar conduciendo inmediatamente después del arranque, pues la mezcla aire-combustible ya es correcta. En diésel conviene esperar unos segundos hasta que se apaguen los testigos de los calentadores (resistencia de precalentamiento). Así el motor estará lubricado y listo para rodar sin esfuerzo excesivo.
- Arranca sin calentar excesivamente: Ya no hace falta dejar el coche al ralentí para “calentar” el motor. En los vehículos modernos con inyección, basta con encenderlo y ponerte en marcha suavemente. Es importante arrancar sin pisar el acelerador, y usar la primera marcha sólo para iniciar el movimiento. De este modo el aceite se distribuye por el motor mientras circulas a baja velocidad, y evitarás consumir gasolina innecesaria.
Cambios de marcha y velocidad
- Usa marchas largas y bajas revoluciones: Cambia de forma rápida a la marcha más larga posible en la que puedas circular con soltura. Cuanto más larga sea la marcha, menos revoluciones girará el motor y menor será el consumo. Como guía, cambia de marcha sobre las 2.000–2.500 rpm en motores de gasolina y sobre 1.500–2.000 rpm en diésel. En resumen, evita llevar el motor revolucionado; al alcanzar el límite superior de rpm antes de reducir, es mejor pasar al siguiente cambio.
- Adáptate a la velocidad del tráfico: Ajusta los cambios a la velocidad. Por ejemplo, en un coche estándar podríamos estar ya en tercera marcha alrededor de 40 km/h, y subir a cuarta pasada cierta velocidad, de modo que a más velocidad el motor no tenga que revolucionar alto para sostener la marcha. En carretera, a velocidades constantes de más de 90–100 km/h conviene circular en 5ª o 6ª marcha para mantener bajo consumo. Si fueras demasiado despacio en una marcha larga (por debajo de 50 km/h en 6ª, por ejemplo) el motor forzaría en exceso y el coche se puede apagar.
- Mantén velocidad moderada: Reducir la velocidad es una de las formas más efectivas de ahorrar combustible. El consumo crece aproximadamente con el cuadrado de la velocidad. Por ejemplo, pasar de 90 km/h a 120 km/h aumenta el consumo en torno a un 40%. Conducir a velocidades moderadas (y dentro de los límites legales) mantiene el motor en un régimen eficiente y mejora notablemente el ahorro de gasolina.
Conducción suave y anticipación
- Evita acelerones y frenazos: Mantén una conducción suave anticipando el tráfico. Si levantas el pie del acelerador y dejas rodar el coche cuando preveas un obstáculo o ralentización, ahorrarás combustible y evitarás frenadas bruscas innecesarias. Según la DGT, conducir de manera eficiente implica “evitar frenazos bruscos y acelerones, [y] realizar el cambio de marchas de manera adecuada”. Esta forma de conducir transmite además mayor tranquilidad, reduciendo el estrés al volante y el riesgo de accidentes.
- Frena con suavidad: Cuando necesites reducir velocidad, hazlo con calma. Levanta el pie del acelerador y deja que el coche desacelere con la marcha engranada; pisa el freno suavemente al final para detenerte completamente. Si frenas de golpe (especialmente con marchas más bajas), el coche consume más y sufre mayor desgaste. Por el contrario, frenar despacio es más seguro y económico.
- Detente sin reducir marcha: Si vas a parar (por ejemplo en un semáforo o atasco) y tienes suficiente espacio, detén el vehículo manteniendo la marcha engranada hasta el final. Esto significa que simplemente levantas el pie del acelerador y el coche se desliza hasta parar, en lugar de reducir marchas antes. Con este hábito ahorras combustible y aprovechas la inercia del coche.
Paradas y ralentí
- Apaga el motor en detenciones largas: Si vas a estar parado más de un minuto (por ejemplo, esperando a alguien o en atasco), conviene apagar el motor. Un motor parado consume casi nada, mientras que al ralentí (motor en marcha) gasta entre 0,5 y 0,7 litros por hora. Según expertos, una parada de 10 minutos con el motor encendido gasta combustible equivalente a varios kilómetros de marcha. Por eso, detenerte y volver a arrancar el coche con cierta frecuencia en detenciones cortas puede ser más eficiente que mantenerlo al ralentí.
Clima y confort
- Usa el aire acondicionado sólo cuando sea necesario: El sistema de climatización enfría el habitáculo, pero lo hace consumiendo energía extra del motor. El aire acondicionado puede aumentar el consumo de combustible entre un 5% y un 20% aproximadamente. Por tanto, apágalo si no lo necesitas y refrigera el coche abriendo las ventanillas al arrancar (para eliminar el calor inicial) o conduciendo con la recirculación cuando ya enfríe suficientemente. Si lo usas, ajusta la temperatura a un valor intermedio (alrededor de 23-24°C). Bajarla por debajo de 20°C aumentará significativamente el consumo. Mantener una temperatura moderada también mejora la seguridad, pues dentro del coche unos 20–24°C ayudan a estar alerta y cómodos.
- Ventanas abiertas vs. A/C: A velocidades bajas (ciudad, tráfico lento), bajar las ventanillas puede ser más eficiente que usar el aire acondicionado, porque el impacto aerodinámico es menor. Sin embargo, en carretera y a alta velocidad el aire exterior genera mucha resistencia (drag), por lo que es mejor llevar las ventanillas cerradas y conectar el aire acondicionado. Un estudio señala que a velocidades elevadas (autopista) conducir con las ventanas cerradas y el climatizador encendido optimiza el consumo. En cambio, a baja velocidad ésta ganancia se pierde y puede resultar más económico ventilar por las ventanillas abiertas.
Distancia y visibilidad
- Mantén distancia de seguridad y anticipa: Un aspecto clave de la conducción eficiente es prever el tráfico. Mantén siempre una distancia adecuada respecto al vehículo que te precede y procura tener amplio campo de visión (ver al menos 2 o 3 coches por delante). Esto te dará tiempo de reaccionar levantando el pie del acelerador con antelación. Al hacerlo evitas frenados bruscos, mantienes la velocidad uniforme y reduces el consumo innecesario. Conducir vigilando el entorno permite además adaptarse a las condiciones (por ejemplo, bajar velocidad antes de una curva o un cruce), lo que incrementa la seguridad vial.
Beneficios de conducir eficientemente
En resumen, aplicar estos consejos en tu día a día permite ahorrar combustible, dinero y reducir emisiones contaminantes. Como señala la DGT, mantener una velocidad constante y anticiparse al tráfico hace que “el consumo se mantenga” bajo y que los componentes del coche (frenos, embrague, motor, neumáticos…) sufran menos desgaste. Además, la conducción eficiente crea un estilo de manejo más relajado, que mejora el confort y disminuye el estrés. Ese mismo estilo prudente incrementa la seguridad vial, pues evita riesgos: se mantiene distancia, se circula a velocidades moderadas y se previene lo que pueda suceder en la vía. En definitiva, al practicar la conducción eficiente no sólo cuidas tu bolsillo y tu vehículo, sino que también contribuyes a un aire más limpio y a trayectos más seguros para todos.