Coche renting VS coche leasing

Los coches renting o coches leasing son un método ideal si necesitas un vehículo para tu día a día, ir a trabajar o desplazarte por tu municipio o ciudad.

Tradicionalmente, en España, los conductores han optado directamente por comprar un coche nuevo o un coche de segunda mano en relación con las necesidades, presupuesto y características que estén buscando, pero durante los últimos años han surgido otras modalidades como el leasing o el renting.

En los últimos años, estas dos opciones de servicios de alquiler de automóviles a largo plazo están ganando seguidores con respecto a la compra tradicional.

Las formas clásicas de adquisición de un vehículo están dejando paso a estas opciones más flexibles, que permiten disfrutar de ventajas que no ofrece la compra tradicional. En su origen, el renting y el leasing hacían referencia a servicios destinados a las empresas, pero viendo su buena acogida, se abrió el abanico a los clientes particulares.

En Go! Autoescuelas sabemos que cada una de estas formas de alquiler a largo plazo cuenta con sus ventajas y sus inconvenientes, aunque la opción elegida por cada usuario será la que se adecue a sus expectativas. Sobre todo, si a la larga quiere contar con el coche en propiedad.

¿Qué es un renting?

El renting es un alquiler durante un periodo de medio y largo plazo, normalmente entre tres y cinco años, en el que una compañía propietaria del vehículo lo arrienda a cambio de una cuota mensual. Con esta fórmula, se disfruta de todas las ventajas de poseer un coche, pero sin la vinculación y los costes que acarrea ser el propietario.

¿Qué es un leasing?

Por su parte, el leasing es también un arrendamiento a medio y largo plazo, pero con la particularidad de que ofrece una cláusula para una opción de compra al finalizar el contrato. De esta manera, el cliente debe abonar una cuota de entrada y otra cuota fija mensual, además de los gastos derivados del mantenimiento del vehículo.

Diferencias entre renting y leasing

La diferencia más destacada entre ambas alternativas es el objeto del contrato. En el primer caso, la empresa de renting proporciona el automóvil al usuario y se hace cargo de todos los costes derivados: impuestos, mantenimiento, averías, seguro y asistencia, entre otros. 

El contrato de arrendamiento del leasing, sin embargo, está regulado por ley y las contingencias y ventajas que supone la propiedad del automóvil son competencia del cliente. Este asume todos los derechos y obligaciones como si fuera el dueño de este, aunque no ejecute la cláusula de compra final.

Esta es otra de las claves: el leasing ofrece una opción de compra del vehículo al finalizar el contrato. El usuario de renting puede renovarlo o cambiar de coche a la finalización del tiempo estipulado.

Siguiendo con las diferencias, otra sustancial es a la formalización del contrato. Mientras que en el renting se considera válida la aceptación mutua entre ambas partes, en el leasing se debe formalizar a través de una entidad crediticia

¿Qué es mejor renting o leasing?

Se ha repetido a menudo que el renting es más adecuado para particulares y el leasing para empresas, ya que la regulación establecía que el vehículo debía utilizarse en la actividad profesional o empresarial del cliente. Por esta razón, hasta ahora solo podía ser contratado por autónomos y empresas. Sin embargo, en la actualidad ya existe servicio de leasing también para particulares.

Por otra parte, el leasing es un sistema de financiación y se incluye en el activo inmovilizado y en el pasivo de la empresa. Por tanto, cuenta con la ventaja añadida de que las cuotas mensuales se pueden deducir fiscalmente.

Al final, las diferencias mencionadas entre los dos sistemas de alquiler de automóviles pueden ayudar a decantar la mejor opción para el cliente, aunque hay algunas claves más que tener en cuenta

Si la cuestión monetaria es importante y se quiere invertir lo menos posible en el automóvil, el renting es la opción ganadora, ya que incluye todos los gastos de mantenimiento. Salvo los gastos de combustible y las multas, que sí corren por cuenta del conductor. También es el renting la mejor alternativa si no se quiere gestionar, por ejemplo, los impuestos o el seguro, puesto que se encarga la propia empresa alquiladora.

Si, por el contrario, se necesita tener un coche en propiedad, el leasing es la mejor modalidad. Sin olvidar que, en este caso, implica hacer frente a los gastos derivados, como el mantenimiento, las averías, la asistencia en carretera… Además, el leasing es mejor si lo que se desea es amortizar el coche en un plazo largo, a partir de los 10 años. 

Por último, si la prioridad es la de cambiar de vehículo cada poco tiempo para disfrutar de los últimos avances en seguridad y tecnología o de un mejor etiquetado de la DGT (con el que acceder a las nuevas zonas de bajas emisiones), la modalidad que gana es el renting.

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